viernes, 8 de agosto de 2025

1987 - El asesinato de Cánovas

 El presidente del Consejo de ministros, don Antonio Cánovas del Castillo, llegaba a San Sebastián en el expreso de Madrid la mañana del viernes, 23 de julio de 1897, acompañado de su esposa doña Joaquina de Osma, del director general de Comunicaciones marqués de Lema y del diputado don Juan Morlesín. Fue recibido en la estación por el ministro de Estado, duque de Tetuán, el embajador de España en París, duque de Mandas y representantes del Ayuntamiento y la Diputación. Se dirigió al Hotel de Londres, donde se hospedaba, permaneciendo en San Sebastián hasta el día 29. La tarde de su llegada fue a Miramar a despachar con la Reina Regente y durante su estancia en nuestra ciudad recibió a unas comisiones del Ayuntamiento de Bilbao y de la Diputación de Vizcaya, al consultor de la Legación de España en Washington señor Calderón Carliste y al diputado portorriqueño señor Sánchez Martín. El día 26, almorzó en el Palacio con la Reina asistiendo a la comida su esposa y el ministro de Estado. El 28 volvió a conferenciar con doña María Cristina. Al día siguiente marchó por ferrocarril al balneario de Santa Agueda, acompañado de su esposa y del diputado señor Morlesín. 

El balneario de Santa Agueda, donde acudía muchísima gente en busca de la salud, del fresco o de la tranquilidad, se había abierto en 1827 y el primer personaje que acudió al mismo fue el general portugués vizconde de Villagarcía y durante los setenta años que estuvo abierto, pues se cerró en 1898, la lista de visitantes era nutrida, figurando en ella la Reina Isabel II, el general Narváez y los políticos Martínez de la Rosa, Sagasta, Romero Robledo, Castelar, Martos, el pintor Madrazo, el músico Arrieta... Cánovas era visitante asiduo y solía decir que Santa Agueda le daba vida y el duque de la Torre, otro fiel al balneario, en más de una ocasión afirmó: «Voy a esa casa siquiera por comer».

El domingo, 8 de agosto, sobrelas dos de la tarde, comenzaron a correr por la ciudad rumores de que algo grave había sucedido dada la intranquilidad y desasosiego que se notaba entre el elemento oficial. A las 3 de la tarde,el ministro de Ultramar señorCastellano, acompañado del médico de la Casa Real marqués delBusto, salían precipitadamentede San Sebastián por ferrocarrilcon destino a Santa Agueda. Sepensó en un primer momento que serían noticias de la guerra deCuba y que el ministro iba a conferenciar con el presidente Cánovas. Pero ¿por qué le acompañaba un médico?

En la plaza de toros de Atochaaquel domingo actuaban los diestros Mazzantini y Valentín Martín, que reaparecía tras siete años alejado de los ruedos. Lidiabanganado de Carriquis y allí también se comentaba que «algo»sucedía. Los rumores aumentaron cuando se supo que el embajador de Inglaterra, que se hallabaen un palco, abandonó precipitadamente la plaza y se dirigió alMinisterio de Jornada, que entonces se hallaba en el Hotel deLondres que se alzaba en la Avenida, entre las calles de Fuenterrabía y Guetaria. Otro diplomático le había precedido, el representante de los Estados Unidos,Mr. Taylor. El revuelo era grandetanto en los salones del hotelcomo en los jardines que habíaante la fachada principal, corriendo los rumores más dispares.¿Qué había pasado? Pues nadamenos que acababa de ser asesinado don Antonio Cánovas del Castillo


R.M.

1982- Semana Grande

Hoy se inicia la SemanaGrande donostiarra nacida en 1876 y que en la actualidad poco tiene que ver con aquélla que bien se puede decir es hija de la imaginación y del espíritu emprendedor de un hombre excepcional que se llamó José Arana Elorza.

Este hombre modesto en su origen, gran trabajador, vino a San Sebastián procedente de su Escořiaza natal cuando сomenzó la expansión de la ciudad, una vez derribadas las murallas. Abrió una tienda de ultramarinos en la calle Elcano, esquina al Boulevard pero el vender coloniales se le quedaba pequeño y comenzó a trabajar en otros campos que le resultaban más atractivos. Se hizo empresario taurino y levantó la plaza de toros de madera en Atocha en el tiempo récord de un mes. Dada la afición a los toros que había en la ciudad, el avispado e inteligente Arana supo explotarlo y con una hábil propaganda atraia a San Sebastián no solamente a gente de la provincia sino de más allá del Bidasoa. Las corridas de toros

donostiarras eran tan populares en el sur de Francia como aquí. Y fue entonces cuando en la

mente de José Arana surgió la idea: lanzó como un moderno «slogan» de propaganda su

"creación", la Semana Grande.

Y la Semana Grande era aquella que coincidía con el 15 de agosto, festividad de la Asunción de la Virgen. A la solemnidad del día, a la solemnidad de la Salve de la vispera, José Arana añadía unas cuantas corridas de toros, los fuegos artificiales y las masas que atraidas por la propaganda llegaban en riadas a nuestra ciudad. Los trenes y los autocares franceses venían atiborrados de gente a pasar el día en San Sebastián para asistir a las corridas, oir los conciertos que se daban en el Boulevard o en el kiosko y si prolongaban su estancia contemplar los fuegos artificiales. La Semana Grande se fue arraigando en el calendario donostiarra al correr de los años hasta adquirir carta de naturaleza y agregarse a ella otros festejos que iban desde las verbenas a los juegos populares. Pero lo fundamental de ella fueron las corridas de toros, la gran atracción de aficionados y turistas. 

José Arana podía sentirse satisfecho de su «invento» que tanto nombre y tantos beneficios reportó a San Sebastián. Cuando en 1905 moría, y sus restos mortales fueron llevados al cementerio de Escoriaza -donde el escultor Mariano Benlliure esculpió un mausoleo que es una auténtica obra de arte, los donostiarras lloraron la muerte de aquel hombre que tanto habia hecho por la ciudad y por cuyo despacho del Boulevard pasaban a charlar con él las

figuras que a finales del siglo "sonaban" fuerte en el mundo de la tauromaquia, de la política

y de las artes.

La Semana Grande siguió pujante... hasta que en 1973 se cerró el Chofre y San Sebastián se

quedó sin plaza de toros. Las corridas, tan características de aquellas fechas, han intentado

ser sustituidas por otros festejos, pero la Semana Grande ha perdido categoría y personalidad y los que la conocimos años atrás al entrar hoy en ella sentimos la nostalgia de un ayer brillante que ha dado paso a unos tiempos distintos, no sé si mejores o peores, pero el cronista se queda con las fiestas pretéritas.

R.M.



jueves, 7 de noviembre de 2024

miércoles, 6 de noviembre de 2024

1986 - Los Echeverri

 La familia de los Echeverri fue de las más importantes del San Sebastián de los siglos XVI y XVII. Dada la relación que tuvieron con los Idiaquez, parece ser que intervinieron de una manera directa en la fundación del convento de San Telmo y algún Echeverri fue enterrado en él.

1995 - Valor del ensanche

 Poco después del derribo de las murallas, 1863, comenzó la expansión de la ciudad con el ensanche Cortázar.

1985 - Isidro Ansorena

 El 20 de agosto se cumplieron diez años de la muerte de Isidro Ansorena y acaba de celebrarse  una semana de exaltación de su figura

Entrada destacada

LAS CALLES ANTES DE 1813

Antes de la destrucción de San Sebastián en 1813, la ciudad era insalubre, mal ordenada, lúgubre. La actual Parte Vieja, que se levantó sobr...