José María Navaz, un experto en cosas de mar, decía que era parecida a la sardina, pero difiere de esta,"por ser más alargada y tener el cuerpo menos comprimido, el rostro prolongado y la boca grande y hendida hasta sobrepasar el borde posterior de los ojos y la mandíbula superior proyectada sobre la inferior".
La sardina captada en nuestras costas no es mayor si se la compara con la obtenida en Galicia y en el Atlántico sur; en cambio la anchoa se da aquí con mayor regularidad y abundancia. "Es el plateado maná que viene a salvar en muchas ocasiones la precaria situación de los pescadores ante la deficiencia de las costeras de las otras especies".
Donde más anchoas se capturan en el litoral español es en el sur mediterráneo, después en el Cantábrico, y luego a distancia en Levante y Noroeste, y según los datos de la estadística de 1945, en una proporción de 37, 35, 9 y 8 respectivamente.
Aquel año se capturaron nueve mil toneladas, habiendo años que se duplicaba esta cantidad. En el Cantábrico, donde más se captura es en Santander, viniendo luego Vizcaya y Guipúzcoa, que aquel año obtuvieron seis mil, cinco mil y dos mil toneladas respectivamente.
Cuando más pesca se obtiene es de abril a junio y en el otoño un poco menos, y los mínimos registrados son en enero-febrero y agosto-septiembre.
La vida de la anchoa es de corta duración, siendo muy pocas las que logran contar los tres años de existencia.
El ingenio humano inventó para arrancarlas de su natural elemento redes de cerco simple y de jareta (cercua), jeitos o artes de deriva (mallako-Sariak).
Cuando llegaban al puerto los barcos con las anchoas las mujeres de los pescadores llenaban sus cestas y se desparramaban por las calles de la ciudad. Estampa de un ayer que lamentablemente ha desaparecido.
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