martes, 24 de noviembre de 2015

LA FIESTA DE SANTA LUCIA

HACE cien años había en San Sebastián muchos talleres de modistas en los que trabajaban cientos y cientos de alegres muchachas que al salir de darle a la aguja y a la plancha animaban las calles de la ciudad y los días festivos los lugares donde había baile.

Hoy en día todo ha cambiado y las prendas que usan las mujeres vienen ya elaboradas en grandes talleres repartidos por la geografía española y francesa.

Al desaparecer los talleres locales, ha desaparecido el mundo de las modistillas que el día 13 de diciembre celebraban animadamente la fiesta de su patrona. Era la fiesta de Santa Lucía.

El periódico calificaba de simpática y admirada a la clase de modistas, y al llegar la fecha de su gran fiesta, escribía en sus páginas :
" El tipo de modista es siempre clásico y siempre de actualidad. Ellas suelen ser las más guapas, las más elegantes, las más airosas, porque a vueltas constantemente con los figurines y con los refinamientos de la moda, saben más que otras de su propio sexo, cómo se viste mejor y hasta cómo se ríe picaresca y salerosamente.

Ellas son también las que prestan perdurable animación a los paseos y a los bailes, hasta el punto que si dejaran de existir, las calles y los salones de reuniones públicos parecerían unos cementerios o poco menos".

Los primeros honores rendidos por las modistas a Santa Lucía fueron los religiosos, celebrando en algunas iglesias solemnes misas y a cuyas ceremonias asistieron las muchachas "con un pedazo de su alma puesto en Dios y con otro puesto en los regocijos profanos que las esperaban".

Terminadas las ceremonias religiosas, las modistas dedicáronse a pasear por las calles, reuniéndose después en diferentes restaurantes para celebrar comidas íntimas.

Al final de la tarde hubo una función en el Teatro Principal que resultó, según el periódico, archidespampanante, con la totalidad de las localidades ocupadas por las que resultaban ser hábiles "manejadoras de la aguja".

Se representó la obra "El genio alegre", cuyas escenas retozonas  y llenas de colory alegría encajaron admirablemente en la clase de público que llenaba aquella tarde el teatro donostiarra.

El día de San Lucía se cerró con dos animadas horas de baile en la Plaza de la Constitución.

Desde las ocho a las diez de la noche sopló con las mejores ganas la banda "Iruchulo", hartándose de bailar todas las modistas de San Sebastián y las que nada tenían que ver con el oficio.

(KOXKAS - R.M. - 2002)

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