Santa Rita y Santa Quiteria
LA fiesta de Santa Rita y Santa Quiteria era muy celebrada en el muelle por los pescadores; en el portalón se levantaba un altar con la estatua de Santa Rita, colocándose a sus pies distintas clases de pescado. No faltaba la música y los bailes en el barrio de la Jarana. El periódico La Voz de Guipúzcoa publicaba en 1902 estos versos:
Según me han asegurado, /Santa Quiteria bendita / remite en sobre cerrado / esta carta a Santa Rita:/ Querida Rita: mañana / bajar un rato quisiera/ al barrio de la Jarana. / Quisiera que no lloviera, / pues ya sabes, Rita mía, / que es costumbre inmemorial / en tan señalado día / celebrar la fiesta anual/consagrada a ti y a mí / dando a la alegría suelta. /Te lo recuerdo por si / te place dar una vuelta. / Yo me propongo bajar de incógnito por supuesto,/ y al anochecer estar / de retirada en mi puesto.
Anímate, ya verás / qué jolgorio y alegría. /Te juro que pasarás divertidísimo el día, / pués con envidiable humor / el barrio de la Jarana / tira siempre en nuestro honor / la casa por la ventana. / Gente es que de diversión/se ve pocas veces harta, / y esta vez con más razón / porque abunda la bocarta,/ y cuando la mar, por suerte, / la pesca da en prodigar, /la Jarana se divierte/ y se alboroza ¡la mar!
Justo es pues, y de rigor / que se solace a sus anchas, / que harto ruda es la labor / que la depara las lanchas. / Animo, Rita y mañana / baja y no te pesará / a gozar de la jarana / que la Jarana armará».
Contestaba Santa Rita y decía: «Acepto de buena gana / tu invitación cariñosa/y al barrio de la Jarana,/si Dios no manda otra cosa / descenderé esta mañana. / Pues poco que disfruté / la última vez que fui. / ¡Poco que me divertí! / Ya no te acuerdas, o qué / de que estuvimos allí. Vi tu imagen y la mía / en un altar, entre flores / y entre la cera que ardía/ vi dos niños pescadores / que eran una monería; / vi también muchas banderas,/ y vistosas colgaduras/arrastrando en las aceras, /y numerosas figuras / con papalinas... de veras. / Gente piadosa que oraba,/ gente loca que reía,/ gente alegre que cantaba, / gente joven que bailaba, / gente vieja que bebía.
Se empieza por la mañana / a matar el gusanillo / bebiendo con o sin ganas / ginebra de la Campana / servida en el Globulillo./ Después, mientras dura el día / se bebe vino de Amu, / un vino que da alegría / (y a veces melancolía) /y a Dios le llama de tú./Sigue luego el bailoteo, / los cantos y chupinazos /y aunque no haya cañonazos / no es por falta de deseo / ni por falta de chispazos».
Terminaba Santa Rita diciendo que esto quitaba el mal humor a cualquiera.
R.M. (22.05.2001)
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