domingo, 26 de abril de 2015

LA REAL COMPAÑÍA DE CARACAS

CAPÍTULO importante de la historia de Guipúzcoa es la Real Compañía Guipuzcoana de Navegación de Caracas, que llena todo el siglo XVIII. Nació en 1728 tras las negociaciones entre el ministro Patiño, en representación del rey Felipe V, y don Felipe de Aguirre, secretario de la Junta Foral de Guipúzcoa. Se firmó un convenio de 18 artículos que detallaba las actividades de la nueva compañía de navegación para el trato comercial con la "provincia de Caracas".

Hasta aquella fecha era casi inexistente el comercio español en Venezuela, en manos de holandeses en su mayoría, y el resto en manos inglesas, francesas y danesas. Como prueba de ello diré que desde el año 1706 a 1721 ningún mercante español fue consignado de España a Venezuela, no llegando ninguno a puertos españoles en ese período de tiempo.

La suscripción de acciones estuvo abierta a todos los españoles, no siendo exclusiva de los guipuzcoanos. Fue trabajosa la creación de la compañía que dos años después de su nacimiento, exactamente el 15 de julio de 1730, enviaba desde el puerto de Pasajes con carga general los navíos "San Ignacio""San Joachin", y la galera "Guipuzcoana" y el 15 de octubre el navío "Santa Rosa", los cuatro armados en guerra, con 561 hombres de tripulación, preparados todos ellos para enfrentarse si fuera preciso con barcos holandeses e ingleses.

En el Consulado de San Sebastián se celebraban anualmente las juntas generales de accionistas de la compañía, y aquí estuvo en un principio la dirección de la misma, que años más tarde estuvo obligada a trasladarse a Madrid. Tenía en nuestra ciudad almacenes y poseía otros en Madrid, Alicante, Barcelona y almacenes con factoría en Cádiz, puerto este que vivió "una era de prosperidad inigualable durante los años en que existiera la compañía, porque sus navíos debían fondear primeramente en Cádiz", según José de Arteche.

En San Sebastián la compañía instituyó una capellanía con un sacerdote vascongado, "dotado de mil pesetas anuales para que atendiera a las necesidades espirituales de los tripulantes, y que funcionaba en el Colegio de los Jesuitas".

Los buques de la compañía sirvieron para  el transporte de tropas españolas. En 1742, dos regimientos fueron trasladados a La Habana en cinco navíos de la compañía, pues la capital cubana se hallaba bloqueada por los ingleses, navíos que para llegar a su destino tuvieron antes que sostener un combate que duró nueve horas con los buques británicos.

Después de 57 años, fue liquidada tras fusionarse con la Real Compañía de Filipinas.


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