LAS calles de San Sebastián no tenían antes del incendio de 1813, la regularidad de las modernas, tiradas a cordel, pero su número y nombres eran casi los mismos que existían hasta 1863. El aspecto de la ciudad era eminentemente militar, no sólo por las murallas, sino también por a disposición y trazado de sus calles.
sábado, 26 de octubre de 2024
1995 - La capital de Guipúzcoa
De niños, todos estudiamos aquello de "Tolosa, antigua capital foral". Y no entrábamos en más detalles, en conocer cuando empezó a ser capital, limitándonos a saber cuando dejó de serlo.
Todo comenzó en 1820, cuando se cambió la antigua división territorial de España, decretándose entonces la división en provincias y señalando a cada cual su capital.
La comisión encargada de la nueva división territorial, proponía que fuera Tolosa la capital de Guipúzcoa, y don José Manuel Collado, en una nota que hizo repartir a los diputados a Cortes el 17 de octubre de 1821, indicaba la conveniencia de que tal honor correspondiera a San Sebastián.
Al poco tiempo se recibió la noticia en San Sebastián de que se habían colmado sus deseos y el Ayuntamiento acordó celebrar el acontecimiento con iluminación y festejos.(acta municipal 21.10.1821)
Entonces se publicaba en San Sebastián un periódico, El Liberal Guipuzcoano, que el 26 de octubre de 1821 publicó un suplemento en el que se señalaban los méritos que reunía nuestra ciudad para ser la capital de la provincia, méritos muy superiores a los de la otra aspirante, Tolosa.
El Ayuntamiento donostiarra, al tener conocimiento de la designación de San Sebastián como capital de la provincia, dirigió un mensaje a la Reina Gobernadora expresándole su gratitud por el acuerdo adoptado.
Pero no todo fue tan sencillo como podía parecer.
Las Juntas Generales recurrieron contra la decisión citada, pidiendo que la Diputación y el Corregimiento se establecieran en lo sucesivo en la villa de Tolosa.
La Diputación alegó que conforme a Fuero no había capital de Guipúzcoa y agregaba la conveniencia que sus sesiones se celebrasen en punto más céntrico que San Sebastián.
Así estaban las cosas cuando el 19 de enero de 1844 un Real Decreto vino a resolver la cuestión.
En su parte dispositiva decía:
"La capitalidad de la provincia de Guipúzcoa se trasladará a la villa de Tolosa".
Los donostiarras no querían quedarse sin la capitalidad, y su Ayuntamiento acudió al ministro de la Gobernación en súplica y consiguió que se dictase un nuevo Real Decreto con fecha 23 de agosto 1854 que resolvía el pleito, disponiéndose que la capitalidad de la provincia volviera a la ciudad de San Sebastián.
Tomo estos datos de un estudio publicado por Shagu-Shagu que conocía bien nuestra historia.
DV. KOXKAS - R.M. - 26/10/1995
martes, 15 de octubre de 2024
1986 - El Asilo de Caridad
La recién nacida Asociación Guipuzcoana de Caridad desplegó una intensa actividad y su primera gran obra, el Asilo situado en el cerro de San Bartolomé, lo inauguraba el 15 de octubre de 1909.
jueves, 10 de octubre de 2024
1982 - Comercio
La prosperidad económica de San Sebastián se basó en diversos pilares. Uno de ellos fue el de las relaciones mercantiles que manteníamos ya en los siglos XIV y XV con media Europa. Es decir, mucho tiempo antes que se creara la Real Compañía Guipuzcoana de Caracas.
Pueblo de navegantes, a los hijos de San Sebastián igual que a los de Fuenterrabía o Guetaria, no les asustaban los peligros que el mar encierra y con débiles embarcaciones surcaban las aguas del océano lo mismo para la pesca del bacalao o la ballena que para llevar a los puertos lejanos los hierros de nuestras ferrerías o la lana de las ovejas merinas que por los caminos de la Meseta iban tras los pastos y las buenas temperaturas.
Don Pablo de Alzola, al explicar el origen del nombre de la calle de los Esterlines, refiere que los vascos tenían hace cinco siglos factorías en Flandes, Inglaterra, Escocia, Alemania y Francia y que mantenían muy importantes contactos mercantiles con los Hanseáticos o Esterlines. Entonces San Sebastián tenía una preponderancia en orden a la contratación de diversos productos, hasta tal punto que según refiere Alzola en cita que tomo de don Serapio Múgica, "San Sebastián era por su mayor antigüedad, respecto de Bilbao, el centro de contratación más importante de la costa cantábrica y la plaza más frecuentada por los teutónicos. Tendrían éstos a su vez alguna lonja y hospederías en la "calle de los Esterlines" de la vieja Donostia, derivándose su nombre de esta circunstancia".
Pero antes de comerciantes, los donostiarras eran marinos y en el puerto de Pasajes, que entonces estaba dentro de la jurisdicción de San Sebastián, instalaron pesquería y almacenes y allí llegaban no solamente barcos guipuzcoanos sino otros de la vecina Francia, señal de que el comercio de productos del mar resultaba más interesante en nuestro puerto que en otros de la costa.
Tal vez haya sido la presencia gascona en San Sebastián la que haya influido de una manera decisiva en ese espíritu mercantil que tanto arraigo ha tenido entre nosotros. El hecho es que cuando los gascones ocupaban los puestos importantes de la Administración de la ciudad, como los de alcalde y preboste. San Sebastián no quiso perder la baza de Pasajes, puerto más seguro que el nuestro y que ofrecía mejores condiciones para el comercio. Lo que los donostiarras de hace cinco siglos querían era que Pasajes fuera de San Sebastián y si no triunfaron totalmente en sus deseos, algo consiguieron, pues Pasajes de San Pedro estuvo anexionado a San Sebastián hasta el año 1805.
El mar como vehículo ideal de transporte, la proximidad a Francia, la influencia gascona, el espíritu emprendedor y la iniciativa, todo ello ha contribuido a la prosperidad mercantil de San Sebastián, prosperidad de la que hay abundantes referencias en los escritos de quienes por aquí pasaban y que se hacían lenguas del comercio que en un pueblo se desarrollaba. Comercio que ha sabido acomodarse a la marcha del tiempo y sigue estando tan al día como el de las grandes ciudades de España y del extranjero.
DV - KOXKAS - R.M. - 10/10/1982
1990 - Comerciantes
El comercio que se hacía en San Sebastián con el exterior, estaba en su mayoría en manos francesas, a excepción del que llevaba a cabo la Compañía de Filipinas. Según documentos que publicó el marques de Seoane, los españoles que giraban por sí casi se reducían al alcalde de la Justicia don Josef Aranalde, natural de San Sebastián , que tiene caudal y giro propio; a don Diego Echagüe, a quien sucede lo mismo y a don Javier Larreandi, que tiene un caudal regular aunque poco giro.
En la relación que publicó Seoane se menciona a los siguientes comerciantes, con el concepto que cada uno le merecía al autor del documento:
Estamos en 1785 y se dice: "El actual prior del consulado don Francisco Pollo y Sagasti, aunque hombre de caudal adquirido en Cádiz en casa del comerciante don Matías de Landaburu, a quien sirvió muchos años, no tiene giro conocido en este país.
El cónsul don Juan Ibañez de Zabala, está generalmente reputado por de poco fondo y giro. Lo mismo don Juan Carrera, que también ha sido cónsul. El otro cónsul actual, don Bernardo de Mendía carece de giro hallándose precisado a valerse para su subsistencia de los doscientos pesos que tiene de salario anual por el Consulado.
Don José Domingo de Huici, que ha sido varias veces cónsul, está generalmente reputado por hombre de conveniencias, pero sin mayor giro y se le tiene por factor de casas francesas que no quieren dar la cara.
Don Ignacio de Lopeola tiene un caudal muy saneado, pero sin otro giro que el de Caracas, por la Compañía de Filipinas de que es director en San Sebastián. Don Tomás Goicoechea, no tiene tampoco otro giro que las comisiones del Banco Nacional de San Carlos para los herrages para la armada y provisión de la tropa. Don Juan Fermín de Galain, natural de Navarra, tiene algún corto fondo y no es comerciante de por mayor, sino de por menor, con una tienda de venta de tabaco y otras menudencias, siendo cajero del Tesoro de la Compañía de Filipinas, que le da un corto sueldo, pero se auxilia con comisiones de extranjeros.
El escribano de número don Juan Francisco Cardaveraz es de caudal conocido y mucho giro en Europa y Amércica, habiendo hecho su caudal con la extracción de la plata para Francia. Aunque dirige su escritorio , no da la cara en los negocios sino sus cajeros Párraga y Barandiarán que es el nombre que lleva la compañía de su comercio y según fama está coligado en todos los negocios que se le conocen con las casas francesas de Franciné Betveder.
Don Ignacio Inciarte tiene una cordelería en que fabrica algunas jarcias, pero no se le conocen fondos. Don Manuel de Iturralde tiene una fábrica de lienzos pintados, en que su actividad e inteligencia va haciendo progresos y no le faltan ya fondos para sostenerla. Don Silvestre Yarza no tiene caudal ni giro conocido, habiendo sido dependiente del escritorio de don Juan José de Michelena. Don Federico Aizcorde tiene algún fondo y giro así propio como de comisión. Don Domingo de Irulegui no es hombre de conveniencias y se cree que las embarcaciones que navegan a su nombre sean de franceses; habiendo él servido a la casa francesa de Iturralde. Don Juan José Vicente de Michelena ha sido cónsul y tenido conocido giro y caudal que le dejó su padre que ganó mucho en el corso contra ingleses desde el año 1740, pero en el día no hace comercio alguno, por hallarse inhabilitado para comerciar. ((El original se halla en el Ministerio de Marina)
DV - KOXKAS - R.M. - 10/10/1990
sábado, 5 de octubre de 2024
viernes, 4 de octubre de 2024
1988 - La Inauguración de Atocha
Cuando el fútbol llegó a nuestra ciudad, a finales del pasado siglo (XIX), fue en Ondarreta donde se jugaron los primeros partidos. Aquello debía ser una especie de polideportivo, pues además del balompie se practicaban otros deportes, como la hípica, la aviación , la pelota, el tenis, etc.
La afición al foot-ball, como entonces se llamaba a este deporte fue en aumento y los éxitos del recién nacido Club Ciclista Donostiarra, que llegó a ganar la Copa de España en 1909, la incrementaron. Se necesitaba un campo de fútbol digno de la ciudad y del equipo con el que contábamos, se decía por todos y como los donostiarras de entonces debían ser más activos que los de ahora, pronto fue una realida el nuevo campo, el de Atocha, que estaba situado entre los almacenes de madera de Múgica y la estación del Norte. Se inauguró el 5 de octubre de 1913, ahora hace setenta y cinco años, con un partido amistoso entre el Athletic de Bilbao y la Real Sociedad. Los equipos que en aquella histórica fecha se alinearon así:
Real Sociedad: Eizaguirre, Arrate, Berraondo, Machimbarrena, Casanova, Leturia,; Minondo, Sidney, S.Elósegui, A.Sena y M.Elósegui.
Athletic de Bilbao: Ibarreche; Solaun, Hurtado; Iceta, J.M.Belausteguigoitia, Eguía, R. Belausteguigoitia, Moreno ("Pichichi"), Zuazo, Cortadi y Pinillos.
Árbitro, el irunés Angoso.
Hizo un día gris, tristón, pero eso no desanimó a la gente que llenó las localidades del nuevo campo y admiró el juego de ambos equipos. El partido terminó con empate a tres tantos. El primero lo marcó el legendario "Pichichi", empató luego la Real por obra de Sidney, que se adelantó en el marcador gracias a los goles de S. Elósegui y de Sidney. En la segunda parte los bilbainos atacaron y Zuazo logró acortar distancias, consiguiendo por fin "Pichichi" el gol del empate.
El partido fue bueno, al creer a los cronistas deportivos. Según Manuel Orbea, que firmaba sus crónicas con el seudónimo de "Tack", la Real flojeó en su linea media, siendo los mejores Agustín Eizaguirre y Berraondo. Para el cronista de "La Voz de Guipúzcoa", que firmaba "Antonio", el partido fue soberbio. "Los jugadores han estado muy bie, tanto los del Athletic como los de la Real Sociedad, sobresaliendo el portero Eizaguirre, que estuvo hecho un coloso toda la tarde.¡Hurra Athletic!¡Hurra la Real!".
El segundo partido jugado en Atocha fue el 12 de octubre entre la Real Sociedad y el Sporting de Irún, venciendo los donostiarras por 3 a 1. El primer encuentro de carácter internacional se jugó el 2 de noviembre, gracias a la ayuda económica del Gran Casino. Frente a la Real, la Plumstead de Londres. El equipo inglés contaba en su palmarés con la West Kent Senior League y la Copa de Caridad y en su última gira por Europa ganó el torneo internacional de Roubaix. La Real alineó frenta a los ingleses a Eizaguirre; A. Sena, Arrate; Leturia, Echeverría, Echart; Zavala, S. Elósegui, Barrena, Sidney y Olasagasti. Vencieron los donostiarras por 3 a 1, consiguiendo los ingleses su gol de penalty.
DV - KOXKAS - R.M. - 04/10/1988
1983 - ATOCHA
Con un partido de gala, entre la Real Sociedad y el Athletic de Bilbao se inauguró el campo de Atocha el 5 de octubre de 1913. Las alineaciones de aquel encuentro fueron las siguientes:
Real Sociedad: Eizaguirre, Arrate, Berraondo, Machimbarrena, Casanova, Leturia,; Minondo, Sidney, S.Elósegui, A.Sena y M.Elósegui.
Athletic de Bilbao: Ibarreche; Solaun, Hurtado; Iceta, J.M.Belausteguigoitia, Eguía, R. Belausteguigoitia, Moreno ("Pichichi"), Zuazo, Cortadi y Pinillos.
Para animar a los donostiarras a que acudieran al partido, los periódicos donostiarras publicaban unas breves semblanzas de los jugadores de la Real y que voy a resumir.
Eizaguirre : Internacional en su puesto de la Unión Española. Su actuación contra Francia en 1912 quedó en la memoria de todos. Considerado como uno de los mejores "goal-keepers" de España
Mariano Arrate
1983 - Acontecimiento
Pocos de los donostiarras que llenaban Atocha el 5 de octubre de 1913, fecha de la inauguración del campo de fútbol, pensarían que setenta años después sus nietos y bisnietos no se pondrían de acuerdo sobre si seguir jugando allí o abrir un nuevo campo en otro lugar más idóneo y más cómodo para la creciente afición . Pero el hecho importante es que mañana se cumplen siete décadas de lo que visto a través del tiempo transcurrido nos parece un acontecimiento deportivo de primera magnitud.
La afición al foot-ball era entonces escasa por naciente, pese a que un equipo donostiarra, el Club Ciclista, acababa de ganar la Copa de España. No era este el primer equipo nacido en Donostia, pues le precedieron otros. Parece ser que el más antiguo fue el "San Sebastián Recreation Club", cuyos jugadores vestían camisetas con franjas verdes y amarillas. En los barrios donde había prendido la afición a la práctica del nuevo deporte, existían equipos de menor entidad, como el Español de Amara, el Avión y el Antiguotarra del Antiguo, el Arenas de Gros, el Amaikak-Bat, el Esperanza y el Luchana de la Parte Vieja y el Fortuna y el Old-Boys Club del Ensanche, Los partidos se solían jugar en Ondarreta y en la llamada "punta de la muralla", donde se situaban las ferias de San Juan.
De todos estos equipos, y de otros que me olvido, el de más clase fue el San Sebastián Recreation Club, que tomó parte en torneos de cierta categoría, jugando en 1905 el Campeonato de España en el que quedó subcampeón tras el Madrid. Por rencillas interiores del Recreation se separaron un grupo de disidentes que constituyeron el San Sebastián Foot-Ball Club, cuyos jugadores llevaban camiseta blanca con las iniciales S.S. en azul y pantalón azul.
En 1909 el San Sebastián se fusiona con el Club Ciclista y pronto obtienen un señalado éxito, pues fueron al Campeonato de España y en memorable partido jugado el 8 de abril de aquel año ganaron por dos tantos a uno al Español de Madrid, proclamándose campeones.
Vino poco después el cambio de nombre y el 7 de septiembre de 1909 se bautiza al equipo con el de Sociedad de Foot-Ball, club al que después se le antepondría lo de Real. Su primer presidente fue don Adolfo Saenz Alonso. Los partidos los jugaban hasta 1913 en Ondarreta, en terrenos propiedad de la familia Brunet, que al querer construir allí una serie de villas hizo que la Real tuviera que cambiar de campo.
Así llegamos al 5 de octubre de 1913 en que se inaugura el campo de Atocha en un partido contra el Athletic de Bilbao. Se rodeó el hecho de una serie de alicientes y muchos bilbainos vinieron a San Sebastián . En el Victoria Eugenia se celebraron durante tres días conciertos por la Coral y la Sinfónica de Bilbao y el Orfeón Donostiarra, dirigido por los maestros Arbós, Guridi y Esnaola respectivamente
DV - KOXKAS - R.M. - 04/10/1983
1995 - Radio San Sebastián
Fue el domingo 4 de octubre de 1925, ahora hace setenta años, cuando tuvo lugar la inauguración oficial y comienzo del servicio de la estación radioemisora "Radio San Sebastián".
Hacía varios meses que venía haciendo ensayos con un resultado que permitía esperar un éxito absoluto de emisión, éxito que quedó confirmado oficialmente cuando las primeras emisiones fueron escuchadas por los radioyentes con toda claridad.
La nueva emisora estaba montada sin que faltase ningún detalle. Se hallaba instalada en dos lugares, uno en el monte Igueldo y el otro en la Avenida de la Libertad.
La instalación de Igueldo, construida "ad hoc", estaba situada entre dos torres que servían de soporte a la antena. Las torres eran de celosía de hierro de 40 y 47 metros de altura, distintas para compensar las diferencias de nivel del terreno. La antena era de las llamadas de jaula en forma de T, 24 metros horizontales y 38 de bajada.
El trasmisor era de la Western Electric de 500 vatios en antena, trabajando con 5 amperios. Constaba de dos válvulas osciladoras y dos moduladoras, alimentadas por dos dinamos que suministraban 14 voltios al filamento y 1.000 a la placa.
La extensión de la onda era considerable, pues en los ensayos previos a la inauguración las emisiones fueron escuchadas perfectamente en puntos tan distantes como Casablanca y Copenhague. En Londres se oía con un aparato de una sola lámpara y antena interior. En Irlanda se oyeron dos conciertos dados en el Gran Kursaal, donde la radio montó un micrófono para recoger la audición.
El estudio estaba en la Avenida de la Libertad, número 27, donde se había instalado la sala de audiciones y los aparatos amplificadores, etcétera. En aquella sala estaban los micrófonos, que eran del tipo llamado diferencial con doble diafragma, muy tenso, con el fin de que la vibración propia de éste fuera muy superior a la de los sonidos a transmitir con lo que se evitaba toda deformación de éstos. Estaban hechos para poder transmitir frecuencias desde 200 hasta 5.000 ciclos por segundo.
A la inauguración de la emisora asistieron autoridades y personalidades de San Sebastián. El director técnico don Enrique Elizalde dirigió unas palabras a los allí reunidos y a continuación la orquesta que dirigía el maestro Figuerido dio un concierto, cantando el bajo Aróstegui . El alma de aquella radio era don Sabino Ucelayeta.
DV - KOXKAS - R.M. - 04/19/1925
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