El comercio que se hacía en San Sebastián con el exterior, estaba en su mayoría en manos francesas, a excepción del que llevaba a cabo la Compañía de Filipinas. Según documentos que publicó el marques de Seoane, los españoles que giraban por sí casi se reducían al alcalde de la Justicia don Josef Aranalde, natural de San Sebastián , que tiene caudal y giro propio; a don Diego Echagüe, a quien sucede lo mismo y a don Javier Larreandi, que tiene un caudal regular aunque poco giro.
En la relación que publicó Seoane se menciona a los siguientes comerciantes, con el concepto que cada uno le merecía al autor del documento:
Estamos en 1785 y se dice: "El actual prior del consulado don Francisco Pollo y Sagasti, aunque hombre de caudal adquirido en Cádiz en casa del comerciante don Matías de Landaburu, a quien sirvió muchos años, no tiene giro conocido en este país.
El cónsul don Juan Ibañez de Zabala, está generalmente reputado por de poco fondo y giro. Lo mismo don Juan Carrera, que también ha sido cónsul. El otro cónsul actual, don Bernardo de Mendía carece de giro hallándose precisado a valerse para su subsistencia de los doscientos pesos que tiene de salario anual por el Consulado.
Don José Domingo de Huici, que ha sido varias veces cónsul, está generalmente reputado por hombre de conveniencias, pero sin mayor giro y se le tiene por factor de casas francesas que no quieren dar la cara.
Don Ignacio de Lopeola tiene un caudal muy saneado, pero sin otro giro que el de Caracas, por la Compañía de Filipinas de que es director en San Sebastián. Don Tomás Goicoechea, no tiene tampoco otro giro que las comisiones del Banco Nacional de San Carlos para los herrages para la armada y provisión de la tropa. Don Juan Fermín de Galain, natural de Navarra, tiene algún corto fondo y no es comerciante de por mayor, sino de por menor, con una tienda de venta de tabaco y otras menudencias, siendo cajero del Tesoro de la Compañía de Filipinas, que le da un corto sueldo, pero se auxilia con comisiones de extranjeros.
El escribano de número don Juan Francisco Cardaveraz es de caudal conocido y mucho giro en Europa y Amércica, habiendo hecho su caudal con la extracción de la plata para Francia. Aunque dirige su escritorio , no da la cara en los negocios sino sus cajeros Párraga y Barandiarán que es el nombre que lleva la compañía de su comercio y según fama está coligado en todos los negocios que se le conocen con las casas francesas de Franciné Betveder.
Don Ignacio Inciarte tiene una cordelería en que fabrica algunas jarcias, pero no se le conocen fondos. Don Manuel de Iturralde tiene una fábrica de lienzos pintados, en que su actividad e inteligencia va haciendo progresos y no le faltan ya fondos para sostenerla. Don Silvestre Yarza no tiene caudal ni giro conocido, habiendo sido dependiente del escritorio de don Juan José de Michelena. Don Federico Aizcorde tiene algún fondo y giro así propio como de comisión. Don Domingo de Irulegui no es hombre de conveniencias y se cree que las embarcaciones que navegan a su nombre sean de franceses; habiendo él servido a la casa francesa de Iturralde. Don Juan José Vicente de Michelena ha sido cónsul y tenido conocido giro y caudal que le dejó su padre que ganó mucho en el corso contra ingleses desde el año 1740, pero en el día no hace comercio alguno, por hallarse inhabilitado para comerciar. ((El original se halla en el Ministerio de Marina)
DV - KOXKAS - R.M. - 10/10/1990
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