La prosperidad económica de San Sebastián se basó en diversos pilares. Uno de ellos fue el de las relaciones mercantiles que manteníamos ya en los siglos XIV y XV con media Europa. Es decir, mucho tiempo antes que se creara la Real Compañía Guipuzcoana de Caracas.
Pueblo de navegantes, a los hijos de San Sebastián igual que a los de Fuenterrabía o Guetaria, no les asustaban los peligros que el mar encierra y con débiles embarcaciones surcaban las aguas del océano lo mismo para la pesca del bacalao o la ballena que para llevar a los puertos lejanos los hierros de nuestras ferrerías o la lana de las ovejas merinas que por los caminos de la Meseta iban tras los pastos y las buenas temperaturas.
Don Pablo de Alzola, al explicar el origen del nombre de la calle de los Esterlines, refiere que los vascos tenían hace cinco siglos factorías en Flandes, Inglaterra, Escocia, Alemania y Francia y que mantenían muy importantes contactos mercantiles con los Hanseáticos o Esterlines. Entonces San Sebastián tenía una preponderancia en orden a la contratación de diversos productos, hasta tal punto que según refiere Alzola en cita que tomo de don Serapio Múgica, "San Sebastián era por su mayor antigüedad, respecto de Bilbao, el centro de contratación más importante de la costa cantábrica y la plaza más frecuentada por los teutónicos. Tendrían éstos a su vez alguna lonja y hospederías en la "calle de los Esterlines" de la vieja Donostia, derivándose su nombre de esta circunstancia".
Pero antes de comerciantes, los donostiarras eran marinos y en el puerto de Pasajes, que entonces estaba dentro de la jurisdicción de San Sebastián, instalaron pesquería y almacenes y allí llegaban no solamente barcos guipuzcoanos sino otros de la vecina Francia, señal de que el comercio de productos del mar resultaba más interesante en nuestro puerto que en otros de la costa.
Tal vez haya sido la presencia gascona en San Sebastián la que haya influido de una manera decisiva en ese espíritu mercantil que tanto arraigo ha tenido entre nosotros. El hecho es que cuando los gascones ocupaban los puestos importantes de la Administración de la ciudad, como los de alcalde y preboste. San Sebastián no quiso perder la baza de Pasajes, puerto más seguro que el nuestro y que ofrecía mejores condiciones para el comercio. Lo que los donostiarras de hace cinco siglos querían era que Pasajes fuera de San Sebastián y si no triunfaron totalmente en sus deseos, algo consiguieron, pues Pasajes de San Pedro estuvo anexionado a San Sebastián hasta el año 1805.
El mar como vehículo ideal de transporte, la proximidad a Francia, la influencia gascona, el espíritu emprendedor y la iniciativa, todo ello ha contribuido a la prosperidad mercantil de San Sebastián, prosperidad de la que hay abundantes referencias en los escritos de quienes por aquí pasaban y que se hacían lenguas del comercio que en un pueblo se desarrollaba. Comercio que ha sabido acomodarse a la marcha del tiempo y sigue estando tan al día como el de las grandes ciudades de España y del extranjero.
DV - KOXKAS - R.M. - 10/10/1982
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