jueves, 20 de octubre de 2022

ASI NOS VIERON (2)

 Así nos vieron (2)


SIGO hoy trayendo aquí testimonios de viajeros que visitaron el País Vasco y contaron algo de lo que vieron. El delegado Papal Michele Bonello en 1572 vino a España y Portugal con ocasión de la boda del rey don Sebastián. En su comitiva venía el eclesiástico Venturino quien escribió que aquí las casas eran de madera de roble y algunas tenían ventanillas y celosía, de suerte que las ventanas podrían parecer a los viandantes embarcaciones marinas. La gente nos resultó amable y bien educada, especialmente al quitarse el sombrero y honrar a los forasteros. Las mujeres se cubrían con turbantes. Acá se construyen más barcos que en todo el resto de España».


Un médico tudesco, el doctor Gaspar Stein, vino en 1610 y dijo de San Sebastián que era gran municipio, rico en comercios, con un puerto seguro y dos fortalezas. Los guipuzcoanos son ingeniosos, ilustrados, valientes, ágiles, defensores acérrimos de sus privilegios, diestros en el manejo de las armas, fáciles de atraerlos y sedientos de grandeza. Son avezados en cuestiones marítimas, destacados soldados de mar y tierra. Habitando junto al mar, se dedican a la navegación y a la pesca, en especial a la de los peces que llaman bacalaos».


Edward Hyde, duque de Clarendon, fue un viajero al que no le resultó amable la estancia aquí. Fue en 1649 y desde San Sebastián escribió un carta a su esposa en la que denuncia las incomodidades que tuvo que soportar en su viaje. Le alojaron en la mejor casa y pasó muchísimo frío a pesar de que había leña, pero no tenía dónde quemarla, a menos que hiciera arder su habitación, pues no había ni una chimenea.


El mismo año vino madame D,Aulnoy, la dama más popular de cuantas han pisado el territorio vasco. La llamaron la atención las bateleras de Pasajes. -Estas mozas son altas, de cintura delgada y color moreno, sus dientes son blanquísimos y admirables, su cabello negro y lustroso como el azabache, trenzado y rematado con lazos de cinta, cayendo abandonado por la espalda. Llevan sobre su cabeza una gasa fina bordada en oro y seda, que rodea su cuello, cubriendo la garganta; usan pendientes de perlas y coral; una especie de jubones con mangas muy estrechas como las de nuestras bohemias; su aspecto agrada y seduce. Dicese de estas marineas que nadan como peces y que no admiten en su particularisima sociedad a otras mujeres ni a ningún hombre; constituyen una especie de pequeña república independiente, a donde acuden siendo muy jóvenes las filiadas, cuando no las acompañan sus mismos padres destinándolas a tal oficio desde niñas.


KOXKAS 20 octubre 99  R.M.


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