La tragedia
Aquel miércoles 19 de octubre de 1892 se anunciaba dia bonancible cuando a las seis de la mañana salia del muelle donostiarra Luis Carril en su lancha con doce tripulantes. Al iniciarse la tarde, sobrevino la tragedia. Uno de los supervivientes, Román Echenique, contó después lo sucedido.
«Nos alejamos bastante de las demás lanchas que como nosotros se dedicaban a la pesca de la anchoa. El tiempo era bueno y toda la mañana el viento tuvo poca violencia. Pero a la una, aproximadamente, estando a nueve millas de la costa, nos sorprendió una racha de viento que volcó la lancha».
Vogaba la lancha de Carril con dos velas yendo descuidadamente porque no habia peligro. A milla y media navegaban otras. lanchas donostiarras y a mayor distancia varias lanchas caleras. se dedicaban a la pesca del bonito. Una racha de viento cogió de costado la lancha y venció el velamen volcando la barca que por el peso de sus palos y velas quedó quilla arriba. Los trece hombres cayeron al agua. Por entre el velamen, las redes y objetos diversos que llevaban en la lancha, doce de ellos reaparecieron un momento después; uno solo quedó cogido entre las redes y no reapareció. Carril fue el primero que mostró serenidad y energía. «¡Mutillak! Cogeros a la lancha. Resistid, por Dios. El nos ayudará y vendrá a salvarnos>>, dijo el patrón.
Dando ejemplo, Carril intentó mantenerse agarrado a la lancha y comenzó a desnudarse. Pero a medida que transcurrian los minutos, las fuerzas iban menguando. Llegó un momento en que uno de los hombres, Mariano Blanco, sintió yertos sus miembros y frías sus manos. «No puedo resistir, gritó antes de desaparecer en las aguas. «¡Adiós, amigos míos, voy a morir! ¡Mis hijos! ¡Dios mio, recibidme...!
Tras él José Miguel Egaña como el joven Francisco Jáuregui fueron desapareciendo en las aguas. Dos mortales horas duró aquella agonía. Quedaban siete agarrados a la lancha. El frío era intenso, las aguas estaban heladas. Vieron una lancha que en la lejanía parecia acercarse hacia los náufragos. Román Echenique nadó hasta donde flotaba un remo para hacer señales, pero la lancha no las vio. Una hora más tarde Pedro Galdós gritó: «Allá viene otra lancha. ¡Animo patrón, animo mutillak! Vamos a hacer una señal, Dios nos ayudará». Y colocando su chaqueta al extremo de un remo comenzó a agitar éste.
Carril, que tenia 46 años, estaba agotado. «Es inútil, ya no. puedo más. Aunque vengan, yo habré muerto ya», decia el patrón. «No, no, ánimo patrón», le decían los supervivientes. Renació la esperanza, pues la lancha les había visto y avanzaba hacia ellos. Pero Carril no podia mantenerse, su sangre estaba helada, sus ojos miraban a la embarcación salvadora ¡Cinco minutos y estarian salvados! Pero Carril no podia aguantar más «Adiós mutillak. Ya no veré más a mi mujer ni a mis hijos. ¡Dios mio, Dios mio! Voy a verte. Si os salváis, rezad por mi....
En aquel momento un golpe de mar hizo girar sobre su eje a la lancha a la que estaban agarrados y Carril desapareció en las aguas. Instantes después también desaparecian José Maria Taberna y José Joaquín Landa... Cuatro se salvaron Román Echenique, Pedro Galdós, Lorenzo Ituarte y Ascensio Landaberea La lancha que les salvó la patroneaba Francisco Iturriza Pólvora', que habia ganado una apuesta a favor de Carril en: la regata de Ondarroa.
KOXKAS 19-10-88 R.M.
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