viernes, 30 de septiembre de 2022

EL FUNICULAR Y TRANSBORDADOR DE ULÍA

 El funicular y transbordador de Ulía 


TERMINABA el verano cuando se inauguró el Transbordador-Funicular del monte Ulía, una obra del ingeniero Torres Quevedo. Fue el lunes 30 de septiembre de 1907 cuando, en medio de constantes chaparrones, se inauguraba aquel transbordador que unía dos puntos de los más prominentes de Ulía, salvando la depresión formada por las vertientes opuestamente orientadas de ambas prominencias. En el punto más bajo estaba la estación de salida y en el más alto la receptora o de llegada.


En la primera de dichas estaciones se había levantado una caseta de madera, que se alzaba sobre el terreno unos tres metros. La estación de llegada la constituía una plataforma de la que descendían los viajeros por una escalerilla.


De una a otra estación se extendían seis cables metálicos que tenían su punto de arranque fijo en la caseta de salida. En el otro lado pasaban por unas poles convenientemente dispuestas y merced a pesos considerables que pendían de la extremidad libre, sostenían de una manera constante e igual la tensión de esos seis cables.


Estos, que hacían el oficio de raíles, se hallaban extendidos de tres en serie, y entre una y otra serie había una distancia. igual a la anchura del que podía llamarse carro, formado por cuatro ejes, dos anteriores y dos posteriores. Cada uno de estos ejes llevaba, a uno y otro lado, tres pequeñas ruedas con la llanta en canal que se apoyaba una en cada cable.


Sobre los cuatro ejes citados se levantaban dos sistemas de arriostramientos que correspondían a dos series de cables, que tenían la misma disposición que una rueda de bicicleta seccionada por su diámetro. De la parte inferior de esas dos medias ruedas partía otro sistema de arriostramiento, para sostener la barquilla en la que iban los viajeros.


Un cable sin fin era el encargado de arrastrar el carro y la barquilla, recibiendo la fuerza de un motor eléctrico de 12 caballos.


La barquilla tenía capacidad para 18 viajeros, siendo la distancia del recorrido de 280 metros, que los salvaba en tres minutos y medio. Los viajeros además se elevaban a una altura de metros, que era el desnivel existente entre ambas estaciones.


La obra de Torres Quevedo la realizó la Sociedad de Estudios y Obras de Ingeniería de Bilbao, cuyo presidente señor Gorbeña, así como los vocales, ingenieros, autoridades donostiarras, etcétera, estaban en el acto inaugural.


El funicular comenzó a funcionar para el público al día siguiente, costando el billete de ida y vuelta una peseta.


R. M. 30 september 2000 KOXKAS


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