Ntra. Sra. del Coro
En el archivo parroquial de Santa María existe una fotografia de un grabado sobre acero de finales del siglo XVIII que representa a Nuestra Señora del Coro con una inscripción que dice que cuando la toma de San Sebastián por las tropas francesas que mandaba el general Moncey, la efigie fue salvada por el vicario de Santa María, reverendo don Miguel Antonio de Remón, embarcándola el 2 de agosto de 1794 en una lancha camino de Guetaria. Agrega la nota que «se levantó una repentina y horrible tempestad que sumergió otra lancha y se ahogaron treinta personas, impidiendo al vicario llegar al puerto de Guetaria, pero atravesando con dificultad la peligrosa barra de Orio y contando este prodigio entre los continuos que se experimentan de la santa imagen, llegó con ella el vicario a Madrid».
La imagen, en Madrid, fue dibujada y grabada por Josef Ximeno, de la Real Academia de Bellas Artes y San Fernando. La nota agrega que Su Santidad Benedicto XIII concedió siete años y otras tantas cuarentenas de indulgencias perpetuas a todos los sacerdotes que celebrasen misa en el altar de esta imagen y a los que las oyeran, teniendo la Bula de la Santa Cruzada (25 de abril de 1795). Parece ser que la imagen fue devuelta a San Sebastián ese mismo año
Durante la guerra de la Independencia, la imagen fue llevada a la Puerta de Tierra «para librar acaso la ciudad de la toma de los enemigos», según don Serapio Múgica y el 15 de agosto. de 1815, fue trasladada procesionalmente a la iglesia de Santa María. Durante la primera guerra carlista, al convertirse en almacén y parque esta parroquia, estuvo en sitio seguro custodiada por los pocos religiosos carmelitas que aquí quedaron. Hasta esa fecha, la Virgen del Coro era llevada en procesión por las calles donostiarras el 8 de setiembre, después de la misa solemne que se celebraba en Santa María, recorriendo las calles. Mayor, Lechuga (hoy Embeltrán), Narrica y Trinidad (hoy 31 de Agosto). En la octava de la Inmaculada la procesión con la imagen recorría el interior del templo en conmemoración del trágico suceso del 7 de diciembre de 1688. El altar de Nuestra Señora se iluminaba desde la víspera de la Asunción hasta el 16 de agosto, después de la procesión de San Roque.
En las grandes calamidades públicas, se la sacaba en procesión. Así en 1855, cuando el azote del cólera morbo, la procesión contó con la asistencia de casi todo el vecindario, y pese a la intensa lluvia que caía nadie abandonó su puesto.
Existe un folleto en cuya portada puede leerse: «Sacro Novenario de la milagrosa imagen de Nuestra Señora del Coro, que se venera en la iglesia mayor de la M.N. y M.L. ciudad de San Sebastián. Su autor: el R.P. Fray Antonio de Alquiza, Lector de Teología en el Convento de Nuestro Padre San Francisco de la villa de Tolosa. Con Licencia. En San Sebastián: en la imprenta de Ignacio Ramón Baroja. Año de 1819». En una «Advertencia>> puede leerse la recomendación que se inicie la novena el viernes para terminarla el sábado siguiente, «día dedicado a María Šantisima», la de ayunar ese día y dar una limosna si se pudiere a una mujer y un niño, «en obsequio del Niño-Dios en brazos de Su Majestad Purísima>>.
R.M. - KOXKAS 6-9-85
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