EL. toro de fuego, el popular 'zezen-suzco', se iba abriendo paso en otras regiones. Hasta Argentina y Uruguay habla lle-gado. Y aquf en España ya esta-bu en Galicia. Decía un periódi co de Lugo en octubre de 1896 -Nosotros sabíamos que en las populares capitales de las pro-vincias vascas figuran entre sus festejos populares las toros de fuego y dudábamos fuesen ver-dad los rumores propalados. Cuando se corrió el toro, todo el mundo temia, pero terminada la Besta, prodigánronse los elogios y hubo personas que llevadas de su entusiasmo, aplaudieron. La verdad es que los toros de fuego son inofensivos y que gustó mucho el presentador el domin-go. El público viendo ir y venir por la espaciosa plaza al 'cor núpeto que se deshizo al final en bonitas explosiones de luce ría, pasó cinco minutos de dis tracción y sin pena ni gloria, continuó después el interrum-pido paseo-.
Anunciaban los periódicos en julio de 1896 que en el estable cimiento de la calle Hernani, número 12, se exhibia Ram-a-Sama, un hombre de regular estatura y formas proporcionales. que tenía todo el cuerpo, espe cialmente el pecho y la espalda, completamente cubierto de vello, akarızando en algunas par tes de la espalda una longitud de hasta 4 centimetros. Entendia con dificultad lo que se le decía, y no articulaba frase inteligible, dando raros chillidos sin modu lación, con los que expresaba su satisfacción o dernostraba que se irritaba. Se alimentaba de vegetales y las funciones de su organismo eran idénticas a las de la especie humana. Fue la nove dad de aquel verano
Las apuestas entre pultsolaris eran frecuentes hace un siglo. Uno de ellos, del caserio Artur za, de Zubieta, levantaba a la vez una burra, una campana una enorme piedra, resolvien do el problema del equilibrio además del de la fuerza muscu lar. Otro, del caserío Aborroto, cerca de Orto, sabedor de las dificultades que teria para bajar la campana desde la torre de la Iglesia de Aya y con objeto de evitarles un costoso andamiaje, cargó sobre sus hombros dicha campana, cuyo peso era de 24 arrobas aproximadamente, y la hajó hasta la plaza tan iranqui la. Fue en el otoño de 1896.
Anuncio publicado el 20 de noviembre de 1896 en La Unión Vascongada: En los almacenes de calzado de Fermin Rodriguez, Alameda, 5 y Príncipe, 6, esqui-na a Lovola, encontrará el públi co un gran surtido de calzado de lujo de todas clases. Hay una partida de calzado sudzo para caballero y otro de hotas de cue to para señoras y niños, que se venden a precios baratisimos. Botas de cuero para niños, de1,50 pesetas, para señora de 3,50 en adelante.