martes, 14 de octubre de 2025

1998 - Curiosidades

 EL. toro de fuego, el  popular 'zezen-suzco', se iba abriendo paso en otras regiones. Hasta Argentina y Uruguay habla lle-gado. Y aquf en España ya esta-bu en Galicia. Decía un periódi co de Lugo en octubre de 1896 -Nosotros sabíamos que en las populares capitales de las pro-vincias vascas figuran entre sus festejos populares las toros de fuego y dudábamos fuesen ver-dad los rumores propalados. Cuando se corrió el toro, todo el mundo temia, pero terminada la Besta, prodigánronse los elogios y hubo personas que llevadas de su entusiasmo, aplaudieron. La verdad es que los toros de fuego son inofensivos y que gustó mucho el presentador el domin-go. El público viendo ir y venir por la espaciosa plaza al 'cor núpeto que se deshizo al final en bonitas explosiones de luce ría, pasó cinco minutos de dis tracción y sin pena ni gloria, continuó después el interrum-pido paseo-.

Anunciaban los periódicos en julio de 1896 que en el estable cimiento de la calle Hernani, número 12, se exhibia Ram-a-Sama, un hombre de regular estatura y formas proporcionales. que tenía todo el cuerpo, espe cialmente el pecho y la espalda, completamente cubierto de vello, akarızando en algunas par tes de la espalda una longitud de hasta 4 centimetros. Entendia con dificultad lo que se le decía, y no articulaba frase inteligible, dando raros chillidos sin modu lación, con los que expresaba su satisfacción o dernostraba que se irritaba. Se alimentaba de vegetales y las funciones de su organismo eran idénticas a las de la especie humana. Fue la nove dad de aquel verano

Las apuestas entre pultsolaris eran frecuentes hace un siglo. Uno de ellos, del caserio Artur za, de Zubieta, levantaba a la vez una burra, una campana una enorme piedra, resolvien do el problema del equilibrio además del de la fuerza muscu lar. Otro, del caserío Aborroto, cerca de Orto, sabedor de las dificultades que teria para bajar la campana desde la torre de la Iglesia de Aya y con objeto de evitarles un costoso andamiaje, cargó sobre sus hombros dicha campana, cuyo peso era de 24 arrobas aproximadamente, y la hajó hasta la plaza tan iranqui la. Fue en el otoño de 1896.

Anuncio publicado el 20 de noviembre de 1896 en La Unión Vascongada: En los almacenes de calzado de Fermin Rodriguez, Alameda, 5 y Príncipe, 6, esqui-na a Lovola, encontrará el públi co un gran surtido de calzado de lujo de todas clases. Hay una partida de calzado sudzo para caballero y otro de hotas de cue to para señoras y niños, que se venden a precios baratisimos. Botas de cuero para niños, de1,50 pesetas, para señora de 3,50 en adelante.

1999 - Curiosidades

 H ACE cincuenta años, San Sebastián segula sierido polo de atracción de viajeros de todas clases. Entre ellos no faltaban miem-bros de las realezas europeas, El dia 10 de aquel mes de octu bre de 1949 vino a San Sebas tián el príncipe Félix de Habs burgo, hijo de la emperatriz Zita. Recordaba el príncipe los años pasados con su familia en Lequeitio, cuando él era un niño y todavia jugaba al aro Aquel mes de octubre tenía ya el principe 28 años de edad y hablaba el castellano con pro piedad. Se vela que no habia olvidado los días de su infancia Su madre, la emperatriz, nunca olvidó los años pasados en España. En Madrid le nació la princesa de Laetchtstein. Para la emperatriz, Lequeitio, siem-pre Lequeitio, era un pasado imborrable

Dos dias después visitaba San Sebastián el rey Carol de Ruma nía. Vino con su esposa, la señora Lupescu, princesa Ele-na Carol, elegante y de muy buen aspecto, fuerte en su madurez que le hacía llevar con gallardia algo más de medio sigio, daba el brazo a una dama distinguida, que debió ser de excepcional belleza, pues cuan-do visitó San Sebastián segula siendo muy bella. Se hospeda-ron en el hotel Continental. Les acompañaban los señores de Urdariano, minisro de la Casa Real de Rumanía, y su esposa No concedieron ninguna entre vista a la Prensa

No todos los viajeros de aquel octubre de hace cincuenta años eran miembros de las casas re les. También venían a San Sebastián otras gentes que merecian salir en los periódicos. Uno de los viajems que atrave saron el puente internacional de frún fue un ciudadano fran cés, de nombre Louis Grimon-di. Tenía 55 años de edad y, tomen ustedes nota, pesaba 220 kilos. Si, han leido bien: 220 kilos. A su entrada en Espa ña fue objeto de una simpática acogida y el personal de Adua-nas le dispensó toda clase de atenciones. Entre el público despertó gran curiosidad.

M. Louis Grimondi se peso en una bascula de la Aduana y se rió mucho al comprobar que tres carabineros juntos no daban más que 210 kilos.

Y, para terminar, una estam-pa de aquel otoño donostiarra de hace medio siglo. En la esquina de las calles Andía y Miramar se alzaba el edificio en el que se hallaba el Club Can tábrico y las oficinas del Banco de Bilbao. Todos los dias por la mañana aparecía en la terraza del edificio una dama de aspec to extranjero, y una bandada de gorrioncillos volaba en torno a ella y despachaban el condumio que en migajas salía de la mano izquierda de la señora. Un rato después, la dama se adentraba en el parque Alderdi Eder, y allí, cientos de palomas picoteaban el alimerito que la dama echa-ba. Revoloteaban, ihan a la fuentecilla para abrevar y volvían luego al banquete

1996 - Imaginación

 Ernesto Giménez Caballero, el imaginativo escritor, el que años después dio a la estampa su gran obra, "Genio de España", muy vinculado a Guipúzcoa por la papelera que en buena parte poseia en Cegama, publicaba en el Diario de la Marina de La Habana un trabajo irsaginativo, hastante despreciativo, pero curioso en suma sobre San Sebastián .Voy a reproducir algunos párrafos, y el lector podrá juzgar

El origen de San Sebastián, según Giménez. Caballero, fue este:

"Después de asaeteado el bravo cristiano Sebastián, por los sayones de Diocleciano, fue curado de las heridus por una noble viuda romaria. Una vez restablecido, en vez de presen tarse de nuevo ante el empe rador para recriminarle sus graves pecados, como asegu tan erroneamente las crónicas, el bravo cristiano Sebastián enagró de Roma seguido pia dosamerite por, la noble vinda romana que fue su salvadora.

Establecióse en ese rincón que cintabro, bajo el Urgu hoy ocupa la iglesia de Santa Maria. Alli se dedicaron a la oración, al ayuno, y pronto les roded una atractiva auronla de martirio.

Los forasteros fueron lle gando deseosos de contemplar la cabaña de los mártires. Y en su entorno establecieron otras Esto fue el primer nucleo de lo que luego sería la famosa ciu dad de atracciones. San Sebas tián a través de les siglos ha sufrido la consecuente fatali dad de su santo el asaeteo de Ingleses, franceses, carlistas y libendes Hasta que un día Napolein III convenció a las gentes españolas del negocio que sería esta ciudad puesta eto competición con la cercana

Biarritz Desde entonces San Sebas tiän se ensancha, engruesa, se enriquece y cura todas sus lla Y es la ciudad española que hace mejor su agosto

De la playa de La Concha, la más moral de Europa, escr bia que los hañistas van rigu rosamente tapades. Bago su al barnaz es dificil precisar su se xo, profesión o estado

Todos los bañistas son per sonajes de las comedias de en redo del siglo XVII. Se bañan por prescripción facultanwa

De la otra playa, la Zurriola, decía que tenía el mérito de sus olas grandes, que salpican los coches de la burguesia e pañola, y su juguetto con los pascasites del pasen del Prún cipe. Gavintas y un решето а lo lejos.

De trecho en trecia, pesca dotes municipales, von larges cañas que llegan hasta el hom teto Kursaal para ver si pescan alga, va que peces no suchen Chines

поиски соскапедrafion, notable por la atende visitantes

domingo, 5 de octubre de 2025

1985 - El último adiós a Usandizaga

 Se va apagando lentamente la vida de José María Usandizaga que rodeado de toda su familia espera tranquilo la última hora. Un testigo de excepción, el sacerdote don Víctor Garitaonandia estuvo junto al compositor las ocho horas que precedieron al tránsito y contó después como se fueron desarrollando. La revista "Razón y Fe" publicó este testimonio. Católico fervoroso, recibió el Santo viático y los demás Sacramentos con serenidad de ánimo. El mismo José María redactaba los telegramas que habían de dirigirse a sus amigos.


1995 - Muerte de Usandizaga

 Fue el 5 de octubre de 1915 a las 3 de la madrugada cuando dejaba de existir José María Usandizaga, el músico que con su genio creador escribió páginas imperecederas A las 7 de la tarde entró el enfermo en estado agónico, tan pronto perdía el conocimiento como lo volvía a recobrar y en esos momentos de lucidez llamaba a sus padres y hermanos despidiendose con gran ternura y entereza de ánimo. Los doctores Beguiristáin, Castillo y Oreja no se apartaban de su lado y el R.P. Martinez y el párroco de Santa María don Esteban Lasa le proporcionaban auxiliso espirituales. Le colocaron un crucifijo entre las manos y con él murió.

Contaba 28 años de edad este donostiarra impar, al que la enfermedad que padecía, tuberculosis, le obligó a alejarse con frecuencia de la vida de la capital para proporcionarle aires del campo.

Gozaba de unas disposiciones artísticas únicas que demostró bien pronto en el piano, su instrumento preferido ante el que pasaba horas y horas. Un tío suyo, don José Domercq, le puso en relación con el pianista francés M. Francis Planté, quien le recomendó cursara estudios en el Conservatorio de París y siguiendo su consejo se trasladó a la capital francesa, donde tuvo como profesores a Vincent D'Indy, César Franck, barón de Fombelle... Contaba entonces Usandizaga 14 años de edad.

Pero su enfermedad le obligó a regresar a San Sebastián. Algo mejorado, volvió a estudiar a París, viniendo los veranos a España. Aquí pasaba unos días en San Sebastián y luego se iba al campo, y en Vidania, Urnieta, Lesaca y Yanci pasó grandes temporadas. "Mendi Mendiyan" la escribió estando en la cama y "Las Golondrinas" la terminó en el caserío "Aguirre" de Urnieta. "La llama" la compuso en Yanci.....

Los funerales se celebraron en Santa María, asistiendo el obispo de la diócesis, el prior de las Ordenes Militares, monseñor Irastorza, el Oficial de la Secretaría de la Reina don Enrique Franco, en representación de la augusta dama y las autoridades donostiarras. El Orfeón cantó la misa de Perossi bajo la batuta del maestro Esnaola. El entierro salió de su casa, en Garibay 6, siendo llevado el féretro a hombros. El cortejo se paró ante el Gran Casino, donde la orquesta interpretó un andante compuesto por Usandizaga, en el Victoria Eugenia, otra orquesta interpretó el preludio del tercer acto de "Las golondrinas" y al final del puente de Santa Catalina el Orfeón entonó el Ave María de "Mendi Mendiyan". Así despidió San Sebastián a Usandizaga.

(KOXKAS - R.M.) (Cortejo fúnebre)

2001 - La última romería de 1903

 El alegre voltear de las campanas de las iglesias aquel 4 de octubre de 1903 anunciaba la fiesta del Rosario, que tiene para los españoles además de la misma alegría de honrar a una de las figuras más simpáticas de la religión, el evocar la memorable fecha de la batalla de Lepanto en la que el pendón morado de Castilla se alzó triunfador abrazado a la cruz, frente al bárbaro pueblo de la media luna.

Por las calles y plazas cruzó la procesión que salió de la parroquia del Buen Pastor, procesión en la que no había cántico del coro acompañado del fagot que animase la comitiva, sino era el pueblo el que tomaba parte activa en los himnos y rezos.

Las calles se vieron animadísima en aquella tarde otoñal magnífica, propia para consagrarla a la Reina de las flores: brillaba el sol, el cielo estaba limpio de nubes y brumas y la temperatura era suave, lo que convidaba  a contemplar en toda su hermosura el campo poblado de manzanos, cuyo jugoso fruto en plena madurez cuelga de ramas que se inclina al  peso de su maternidad.

El camino de Hernani se convirtió en un hormiguero: los tranvías iban repletos y hasta en los estribos iba la gente colgada como racimos donde podía ponerse una mano o posarse un solo pie, pues todo el mundo se dirigía a la última romería de la temporada. Por la mañana se notó ya la animación y muchos fueron a la iglesia a rezar ante la Virgen del Rosario.

Por la tarde la aglomeración fue inmensa; la sidra corrió en abundancia: cafés, fondas y restaurantes no tenían un puesto desocupado, y en la Alameda, mientras por un lado se jugaban animados partidos de pelota, en otros sitios, entre copudos árboles y sombreados por las montañas siempre verdes, se bailaba al compás de la música cadenciosa del golpear del tamborilero y del pito de quejumbrosos acentos el honesto aurresku, y el de la banda de La Unión el chulesco chotis, un tanto modificado.

 El número de carruajes que marcharon por la carretera fue incontable, todo San Sebastián y su colonia desfilaron aquel domingo de octubre camino de Hernani a la última romería del año. El tomar al regreso un puesto en el tren o en el tranvía era como ganar una auténtica batalla.

Lo mejor de la romería : que no se escuchaba más ruido que el de la música -y perdón por llamar ruido a la música- , pitos y tamborileros, y el alegre cantar y gritar de mozas y mozos que con las primeras horas de la noche fueron desfilando a sus caseríos, rebosando alegrías y sin que se turbase el orden con la más ligera cuestión.

(KOXKAS -R.M.)

viernes, 8 de agosto de 2025

1987 - El asesinato de Cánovas

 El presidente del Consejo de ministros, don Antonio Cánovas del Castillo, llegaba a San Sebastián en el expreso de Madrid la mañana del viernes, 23 de julio de 1897, acompañado de su esposa doña Joaquina de Osma, del director general de Comunicaciones marqués de Lema y del diputado don Juan Morlesín. Fue recibido en la estación por el ministro de Estado, duque de Tetuán, el embajador de España en París, duque de Mandas y representantes del Ayuntamiento y la Diputación. Se dirigió al Hotel de Londres, donde se hospedaba, permaneciendo en San Sebastián hasta el día 29. La tarde de su llegada fue a Miramar a despachar con la Reina Regente y durante su estancia en nuestra ciudad recibió a unas comisiones del Ayuntamiento de Bilbao y de la Diputación de Vizcaya, al consultor de la Legación de España en Washington señor Calderón Carliste y al diputado portorriqueño señor Sánchez Martín. El día 26, almorzó en el Palacio con la Reina asistiendo a la comida su esposa y el ministro de Estado. El 28 volvió a conferenciar con doña María Cristina. Al día siguiente marchó por ferrocarril al balneario de Santa Agueda, acompañado de su esposa y del diputado señor Morlesín. 

El balneario de Santa Agueda, donde acudía muchísima gente en busca de la salud, del fresco o de la tranquilidad, se había abierto en 1827 y el primer personaje que acudió al mismo fue el general portugués vizconde de Villagarcía y durante los setenta años que estuvo abierto, pues se cerró en 1898, la lista de visitantes era nutrida, figurando en ella la Reina Isabel II, el general Narváez y los políticos Martínez de la Rosa, Sagasta, Romero Robledo, Castelar, Martos, el pintor Madrazo, el músico Arrieta... Cánovas era visitante asiduo y solía decir que Santa Agueda le daba vida y el duque de la Torre, otro fiel al balneario, en más de una ocasión afirmó: «Voy a esa casa siquiera por comer».

El domingo, 8 de agosto, sobrelas dos de la tarde, comenzaron a correr por la ciudad rumores de que algo grave había sucedido dada la intranquilidad y desasosiego que se notaba entre el elemento oficial. A las 3 de la tarde,el ministro de Ultramar señorCastellano, acompañado del médico de la Casa Real marqués delBusto, salían precipitadamentede San Sebastián por ferrocarrilcon destino a Santa Agueda. Sepensó en un primer momento que serían noticias de la guerra deCuba y que el ministro iba a conferenciar con el presidente Cánovas. Pero ¿por qué le acompañaba un médico?

En la plaza de toros de Atochaaquel domingo actuaban los diestros Mazzantini y Valentín Martín, que reaparecía tras siete años alejado de los ruedos. Lidiabanganado de Carriquis y allí también se comentaba que «algo»sucedía. Los rumores aumentaron cuando se supo que el embajador de Inglaterra, que se hallabaen un palco, abandonó precipitadamente la plaza y se dirigió alMinisterio de Jornada, que entonces se hallaba en el Hotel deLondres que se alzaba en la Avenida, entre las calles de Fuenterrabía y Guetaria. Otro diplomático le había precedido, el representante de los Estados Unidos,Mr. Taylor. El revuelo era grandetanto en los salones del hotelcomo en los jardines que habíaante la fachada principal, corriendo los rumores más dispares.¿Qué había pasado? Pues nadamenos que acababa de ser asesinado don Antonio Cánovas del Castillo


R.M.

1982- Semana Grande

Hoy se inicia la SemanaGrande donostiarra nacida en 1876 y que en la actualidad poco tiene que ver con aquélla que bien se puede decir es hija de la imaginación y del espíritu emprendedor de un hombre excepcional que se llamó José Arana Elorza.

Este hombre modesto en su origen, gran trabajador, vino a San Sebastián procedente de su Escořiaza natal cuando сomenzó la expansión de la ciudad, una vez derribadas las murallas. Abrió una tienda de ultramarinos en la calle Elcano, esquina al Boulevard pero el vender coloniales se le quedaba pequeño y comenzó a trabajar en otros campos que le resultaban más atractivos. Se hizo empresario taurino y levantó la plaza de toros de madera en Atocha en el tiempo récord de un mes. Dada la afición a los toros que había en la ciudad, el avispado e inteligente Arana supo explotarlo y con una hábil propaganda atraia a San Sebastián no solamente a gente de la provincia sino de más allá del Bidasoa. Las corridas de toros

donostiarras eran tan populares en el sur de Francia como aquí. Y fue entonces cuando en la

mente de José Arana surgió la idea: lanzó como un moderno «slogan» de propaganda su

"creación", la Semana Grande.

Y la Semana Grande era aquella que coincidía con el 15 de agosto, festividad de la Asunción de la Virgen. A la solemnidad del día, a la solemnidad de la Salve de la vispera, José Arana añadía unas cuantas corridas de toros, los fuegos artificiales y las masas que atraidas por la propaganda llegaban en riadas a nuestra ciudad. Los trenes y los autocares franceses venían atiborrados de gente a pasar el día en San Sebastián para asistir a las corridas, oir los conciertos que se daban en el Boulevard o en el kiosko y si prolongaban su estancia contemplar los fuegos artificiales. La Semana Grande se fue arraigando en el calendario donostiarra al correr de los años hasta adquirir carta de naturaleza y agregarse a ella otros festejos que iban desde las verbenas a los juegos populares. Pero lo fundamental de ella fueron las corridas de toros, la gran atracción de aficionados y turistas. 

José Arana podía sentirse satisfecho de su «invento» que tanto nombre y tantos beneficios reportó a San Sebastián. Cuando en 1905 moría, y sus restos mortales fueron llevados al cementerio de Escoriaza -donde el escultor Mariano Benlliure esculpió un mausoleo que es una auténtica obra de arte, los donostiarras lloraron la muerte de aquel hombre que tanto habia hecho por la ciudad y por cuyo despacho del Boulevard pasaban a charlar con él las

figuras que a finales del siglo "sonaban" fuerte en el mundo de la tauromaquia, de la política

y de las artes.

La Semana Grande siguió pujante... hasta que en 1973 se cerró el Chofre y San Sebastián se

quedó sin plaza de toros. Las corridas, tan características de aquellas fechas, han intentado

ser sustituidas por otros festejos, pero la Semana Grande ha perdido categoría y personalidad y los que la conocimos años atrás al entrar hoy en ella sentimos la nostalgia de un ayer brillante que ha dado paso a unos tiempos distintos, no sé si mejores o peores, pero el cronista se queda con las fiestas pretéritas.

R.M.



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