Versos en la fiesta
Abundaban los poetas en San Sebastián hace un siglo y no faltaban sus versos en la fiesta de Santa Rita y Santa Quiteria. En 1890 Santa Quiteria escribió una epístola a Santa Rita y ésta contestó inmediatamente. Reproduzco parte de aquellos versos.
«Querida Rita: me irrita/ pensar que en San Sebastián/ nos llevan en comandita,/ en pos, mi querida Rita,/ de un humorístico afán./ Dicen que somos patronas/ de los pobres pescadores/ ipatronas...! icalumniadores!/ ¡no fuimos nunca personas/ que buscáramos favores!/ No fuimos a la estación/ a buscar un pasajero/ ni en agosto ni en enero/ para darle habitación/ por poquísimo dinero. Fue nuestra vida mundana/ de vidas santas estilo/ y no nos tentó la gana/ de ir a admitir a pupilo/ huéspedes en la Jarana./ Cuidado que es inventar/ por mor de desprestigiar... ¡Pues estaríamos monas/ ejerciendo de patronas/ entre la gente de mar./ En fin, Rita, que me irrita/ esa osadía maldita/ y acudo en alzada a Dios./ Espero ayuda, Rita/ protestaremos las dos/ y así a esas almas cristianas/ en una protesta seria/ diremos sin frases vanas/ que ni Rita ni Quiteria/ se metieron en Jaranas».
La contestación de Santa Rita fue inmediata. «¿No comprendes, inocente/ en tu candor virginal/ del que das prueba patente, que en la Jarana la gente/ es gente muy liberal?/ ¿No sabes que por lo mismo/ que tanta impiedad le abona/ se mofa con tal cinismo,/ pues la palabra patrona/ la inventó el liberalismo?/ ¿No sabes querida amiga/ que la gente donostiarra/ es gente que tiene miga/ y que se sube a la parra/ sin que nadie se lo diga?».
Santa Rita seguía diciendo que aquélla era gente pecadora, es decir pescadora sin ese, y continuaba: «Y por viejas tradiciones/ olvidan las santas leyes/ y más que en las oraciones/ piensan en correr los bueyes y en recibir coscorrones. Por la mañana no va/ a dejar en el cepillo/ una limosna ni na;/ va a buscar al Globulillo una ginebra hasta allá:/ y por la tarde esta gente/busca alegre y diligente/ en casa de Amu o de Amú:/ un vino muy excelente/ que a Dios le llama de tú;/ la noche la pasa en vela, rezando, dirás? ¡rezando!/ ¡un demonio! alborotando/ pues baila que se las pela/ y se las pela bailando./ Como ha tenido a placer/ merluza para vender/ la diversión les aguza:/ pero iay, Dios! para merluza.../ ila que hoy me van a coger!/ Ya ves si la cosa es seria/ para que pueda alarmarnos/ y casi, casi indignarnos, mas de estas cosas, Quiteria/ todo es hasta. acostumbrarnos»
R.M. (21.05.1995)
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