martes, 6 de septiembre de 2022

FINAL

 Final


La cabalgata de Guetaria con motivo del cuarto centenario de la vuelta al mundo de Juan Sebastián Elcano salió del puerto precedida en los makildantzaris y en ella figuraban soldados y marinos con trajes de la época que rodeaban a la carroza conducida por seis comparsas de indios.

La carroza consistía en una plataforma sobre la cual había dos columnas imitando piedra con basamentos y capiteles dorados. Remataban en dos centros en los figuraban el retrato de Carlos V y el continente descubierto. En el centro se veía el escudo de Elcano. Ante las columnas aparecía Juan Sebastián Elcano con capa, apoyado en el timón de la nao Victoria. Detrás y a los lados de las columnas figuraban los representantes de Europa, Asia, Africa y América y a los pies del navegante Oceanía. Las figuras representativas de los continentes llevaban coronas de laurel en las manos. Por último iban los espatadanzaris de Rentería.

Los continentes estaban representados por bellísimas muchachas. A Europa la representó Rosario Arruti que vestía traje de corte griego bordado en oro y plata; a Asia Elisa Argote, que vestía capa con dibujos orientales; a Africa Rufina Zubizarreta, que lucía traje riquísimo de telas policromadas, cubierta la cabeza con aigrettes rojos y pedrería; a América Victoria Manterola, que llevaba traje adornado con exóticos dibujos y en la cabeza plumas de quezzel; y a Oceanía, Teresa Ituarte, con traje amarillo bordado en azul, y en la cabeza aigrettes blancos y en el centro un ave del paraíso.

Desde la Casa Consistorial la comitiva regia se trasladó a la finca del marqués de Casa Torres, donde espatadanzaris y makildanzaris ejecutaron típicos bailes. Después Reyes y séquito marcharon a la Casa-albergue de Pescadores, donde tuvo lugar el banquete. En la entrada estaban la antigua bandera española y la que usó Elcano.

Terminado el banquete, los Reyes regresaron por carretera a San Sebastián y los barcos zarparon hacia el puerto donostiarra. Aquí se celebró por la noche una fiesta naútica, una de las más brillantes de la historia de la ciudad. En la bahía se encontraban algunos de los barcos de guerra, todos ellos profusamente iluminados, distinguiéndose dos contratorpedos franceses y uno americano, cuyas siluetas dibujaba perfectamente la luz eléctrica. Igueldo, Urgull y la isla eran un ascua de luz, cerrando el maravilloso círculo las infinitas luminarias de los chalets que circundaban la bahía. Fue un auténtico derroche de luz. Se quemó una colección de fuegos de artificio, también extraordinaria.


R.M.- KOXKAS - 05.09.1992


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